Como se quedaba inmóvil en la cama unos segundos, y después su jersey de rayas se movía lentamente, hasta que su cuerpo volvía a llenarse de vida. Se retorcía en la cama varias veces, y después me miraba, se tocaba el pelo varias veces lentamente, esta que una sonrisa aparecía por su cara junto con los primeros rayos de luz. Como jugueteaba entre las sabanas y escapaba de mis brazos. Lo de levantarse le daba igual pero salir de la cama era lo peor, tocar el frío suelo con los pies y tener que dejar el calor y los sueños que ella desprendía. Mientras ella se alejaba a la cocina su perfume se alejaba con ella. Sus pupilas se inundaban al ver las noticias mientras daba sorbos al café. Tenia un método de saber cuando ella estaba nerviosa, cuando sus sorbos eran largos y continuos estaba nerviosa, cuando iba lentamente y daba pequeños sorbitos era su mejor día. Y si me he fijado cada día en su forma de beber el café, en su forma de pestañear y como esos ojos marrones agrandaban al escuchar todo lo que ocurría en el exterior. Se podría decir que hasta sufría, a veces prefería poner la radio para no inquietarla, pero aun así sus ojos marrones me seguían fascinando. Cuando acaba su café, subía lentamente de puntilla las escaleras, yo la seguía como hechizado. Yo me sentaba en borde de la cama de espaldas mientras ella se desnudaba, aun podía ver por el rabillo de el ojo su delicada figura. Como me perdía en el movimiento de sus caderas mientras se subía los pantalones.
Cuando ella terminaba se ponía de rodillas frente a mi y cuando pensaba que ya la tenia entre mis brazos, que nos fundiríamos en ese beso tan esperado, ella sacaba su sonrisa juguetona y salia corriendo.
Sabia como hacer que perdiera la cabeza.
Se pintaba los labios frente al espejo y nada mas terminar se mordía el labio, hacia un repaso a su cuerpo. No se sentía agusto con su cuerpo, pero aun así se miraba en el espejo y ponía una cara de aprobación.
No me hacia falta tener a nadie mas, cuando al fin se dejaba caer sobre mi.
Sabia que con ella cualquier momento era especial.
Como preparaba el trípode para acomodar su cámara, y como sonreía cuando la foto era exactamente como ella deseaba. Como jugaba con el agua, cuando a veces se permitía bañarse.
Como pasaba las hojas de los libros, con tanta delicadeza que terminaba haciéndose pequeños cortes en la yema. Como sabia cada historia de sus cicatrices y como sabia cuantos lunares tenia en su espalda.
Cuanto le gustaba la lluvia y como salia sin decirle nada a nadie. Como el viento la acompañaba entre la hierva mientras llovía, mientras ella se perdía, yo quería encontrarla y volver a casa, allí no distinguía sus lagrimas. Como conseguía destensar mi espalda cuando sabia que tenia un problema y conseguía que los gritos que ahogaba se fundieran un beso haciéndonos a los dos una única persona.
Como adoraba acariciar las teclas del piano antes de empezar ese concierto únicamente para mi, y yo como un crió la escuchaba, me sentía especial por tenerla ante mi.
No se si era el único motivo por el que existía, pero ahora se que todos los recuerdos me hacen estar mas cerca de ella, y que las lagrimas en estas noches son las únicas aliadas.
Como sacaba la maleta y como tomaba ese avión, que simplemente decía: Hasta nunca.
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