CARPE DIEM!

Mis sonrisas diarias

martes, 13 de agosto de 2013

Olvidado en el trastero, ella solía decir que era 'vintage'

Un escalofrió recorrió mi cuerpo ante aquella llamada. Mi madre había fallecido, era la única hija mas cercana a ella. Por lo tanto fui la primera en coger el teléfono y enterarme de aquella noticia. Mi reacción fue un poco dramática. Cogí el teléfono rozando mis dedos contra aquel teléfono azul agua, era bastante antiguo, pero a mi madre siempre le encantaron. Una voz fúnebre me contó la noticia y me dio las condolencias, comentarios por pura obligación.
Inconscientemente las lagrimas cayeron por mis blancas mejillas, en ese curioso momento empezó a llover, 'los días de lluvia siempre hay grandes acontecimientos. Decía mi madre. Quizás su muerte me abriera una puerta, me hiciera dar un gran paso, aunque lo dudo mucho, una muerte es una muerte y mas siendo mi madre. Ella encargo a mis hermanos y a mi que jamas derramáramos lagrimas por ella, que seguro que seria feliz y nosotros también deberíamos serlo. De pequeña era mi gran idola. Cuando mi padre murió sentí un gran dolor en el pecho, no sabia bien que era esa sensación, como poco a poco te vas quedando vacía y solo ocupan tu mente los recuerdos.
Pero era hora de ir allí, volver al sitio donde transcurrió mi infancia, jugando entre las enredaderas y los hilos de mi madre. Me pinte los labios de color rojo, se que no era un buen momento, pero eso me hacia sentir mejor, me hacia sentir mas fuerte. Cogí esa colonia que tanto le gustaba a mi madre. Ella siempre nos dijo que aunque estuviera muerta ella quería oler bien y aunque tuviésemos que salir peleados con media iglesia teníamos que poner Queen en su enterramiento, nos tenia bien enseñados, siempre terminaba saliendo esa conversación pensado que jamas llegaría, pero tristemente llego. En realidad mi madre estaba bien puesta en su sitio y sabia lo que se hacia.
Había conducido por la carretera y por fin había llegado a este pueblo, había vuelto aquí, nunca entenderé porque se quedo aquí, como siempre ha conseguido pasar del tema y cotilleos. Como siempre tenia esa sonrisa en la cara. Podría tener arrugas pero su sonrisa era la mas bonita.
Ese aroma a Dior y channel que recorría la casa, no me podía hacer sacar una sonrisa. Solo son 13 músculos que mas da.
Me pasee por cada sección de la casa. Sus libros, esos malditos libros que hicieron de mi infancia la mas bonita. Fueron buenos amigos y lo siguen siendo, para ella eran también los mejores.
Subí cada peldaño de madera de la escalera central, esa escalera que daba a las habitaciones. Había polvo en el ambiente, pero se supone que las cosas se conservan con polvo o eso decía mi única hermana.
En efecto, todo aquello era prácticamente como un museo. Fui a la habitación de mi madre, dudosa de si pasar o no, me mordía el labio. Pero al final pase.
Todo me vino a la cabeza en un momento. Su besos, sus abrazos, sus historias, sus dichos que parecían estúpidos pero que ahora todo tiene sentido. Lo tenia todo planeado. Abrí su armario, todos sus vestidos, todas aquellas maravillas. Cualquiera que pasase por aquí hubiera dicho que eso era viejo, sin ningún tipo de valor.
Pero claro que lo tenia, tenia un valor, como todo lo que guardaba mi madre allí. Para ella no era viejo, ella prefería llamarlo vintage, por supuesto que era vintage, seguro que alguna prendas y muebles tenían mas de veinte años. Era fantástico.
Todo aquello era lo mejor.
Me tumbe en el colchón, no sabia bien si reír o llorar, aquella colcha de flores, era y siempre ha sido fantástica.
Pero aun había mas ese viejo baúl que siempre guardaba mi madre. Baje las escaleras impacientes. Nosotros no teníamos una ático ni nada parecido como muchos relatos cuentan, nosotros no teníamos una ventana gigante para ver el exterior. Porque permitirme que os diga que el interior estaba podrido y creo que aun sigue igual, todo lo que necesitábamos estaba en el interior, que mejor manera que representarlo en un sótano, encendí la luz que mas bien alumbraba lo justo, un hilo de luz que me hacia distinguir los objetos, nada mas.
Allí estaba todo lleno de mas libros, de mas ropa y ese inmenso baúl junto con la radio y la maquina de escribir. Aquello era único. Eran nuestras tres pasiones secretas los libros, la ropa y los recuerdos. Porque probablemente la ropa y los libros no perduren mucho pero sin embargo los recuerdos siempre estarán ahí.
Ahora me daba cuenta mi madre nos hizo apreciar las pequeñas cosas, las cosas olvidadas, pero a la vez importantes. Gracias a todo esto jamas me volveré a sentir vacía.
Sabia bien lo que debía hacer, consejo a consejo, había crecido con ellos y ahora era feliz.
Ahora entiendo porque preferías embellecer los conceptos con palabras ni muy diferentes, ni muy similares.
Era fascinante como se hilaban palabras en tus labios.
Tenias razón mama, los días de lluvia descubres esas cosas que nunca olvidas que te marcan.
Ahora entiendo tu tolerancia, escuchabas a otros aun teniendo tu propia teoría sobre ese tema. Cada uno somos diferentes, pero cada uno tiene ese detalle que le hace único.
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